lunes, 10 de marzo de 2008

Debate sobre la tecnología "espía" RFID

Pese al enorme desarrollo que está teniendo en el mundo sanitario la tecnología de seguimiento de objetos y personas mediante radiofrecuencias, RFID (por sus siglas en inglés), las patronales farmacéuticas parece que no tienen tan claro que ésta sea la fórmula elegida para la "trazabilidad" de sus fármacos.El Ministerio de Sanidad apuesta por el conocido sistema Data Matrix, de códigos bidimensionales antes que por la RFID. La industria farmacéutica tiene ciertas prisas por controlar lo antes posible sus medicamentos a lo largo de toda la cadena de producción y venta de los mismos. Normal, su intención es racionalizar al máximo la comercialización de fármacos para obtener los mayores beneficios posibles.



Lector manual de etiquetas RFID

Las prisas vienen por la crisis en la que está envuelta desde hace algunos años y que no tiene visos de solucionarse de manera rápida. Por ello, los laboratorios farmacéuticos quieren que se implanten cuanto antes sistemas de eso que llaman trazabilidad, que no es otra cosa que conocer dónde está cada caja de medicamentos desde que se produce hasta que llega al ciudadano.
La intención de las compañías es evitar los robos de medicamentos, las falsificaciones de los mismos y las temidas importaciones paralelas: que se compren medicamentos en los países de la Unión Europea donde son más baratos para luego, de modo legal, venderlos en los países con precios más altos.
Etiquetas RFID
El debate parece que deriva hacia si elegir Data Matrix o RFID, pero el asunto no es baladí y lo importante es que antes de poner en el mercado estas tecnologías de la información, que suponen una oportunidad de manipulación, sobre todo la RFID, queden bien definidos ciertos aspectos: conocer a fondo qué tipo de trazabilidad se quiere, qué información portarán estos artilugios, cómo se leerá esta, quién tendrá derecho a ello y cómo se almacenará.
Lo lógico es poner en claro todo esto, para qué sirve y luego ya elegir, llegado el caso, la tecnología. Hay que recordar que los medicamentos ya llevan hoy código de barras y que desde hace más de un año está en marcha un programa denominado Seguimed, auspiciado por el Ministerio de Sanidad. Éste es una aplicación informática a través de la cual se gestionan los datos relativos a las transacciones de los laboratorios, almacenes y oficinas de farmacia.
Representantes de Sanidad del PP y del PSOE han manifestado su preferencia por la RFID, así que en breve, toda vez que ya han pasado las elecciones generales, puede despejarse la incógnita.
Chips como los que se insertan en los animales de compañía comparados con el tamaño de un grano de arroz y de una moneda
¿Por qué es tan interesante la RFID y por qué tienen tanta prisa los laboratorios en impulsarla si ya hay otros métodos de control del fármaco? Eso está por ver, aunque de hecho Pfizer, por ejemplo, ya emplea este sistema para mandar sus lotes de Viagra desde su central en Francia hasta la de Estados Unidos.
Lo que no cabe duda es que la teconología RFID pone en riesgo la privacidad de los ciudadanos porque es un sistema basado en etiquetas electrónicas con chips que a diferencia del código de barras que identifica un producto pero es el mismo código para todas sus unidades, la RFID permite tener información de cada unidad de producto.
Si se instala este sistema en todos los frascos o cajas de medicamentos habría que ver si esta tecnología se desactiva tras su compra en la farmacia. De no ser así, la etiqueta se convierte en un "chivato" que puede ofrecer información sobre el consumidor del producto, información que puede ser muy valiosa precisamente para los vendedores de remedios. Es una tecnología con gran potencial "espía", como narro en uno de los capítulos de mi libro Traficantes de salud y documenta muy bien el libro Chips espías, de Katherine Albrecht y Liz McIntyre.