El próximo día 8 de mayo el Parlamento Europeo votará el denominado Informe Stubb sobre lobbies en la Unión Europea (al que da nombre Alexander Stubb, eurodiputado finlandés). La propuesta del conservador trata de impulsar un proyecto que "anime" a los lobbies a registrarse y les obligue a publicar cuánto y en qué gastan su dinero y de qué empresas procede. Las medidas contempladas incluyen, como es lógico, que los europarlamentarios declaren a la hora de aprobar leyes a qué lobbistas han recibido. El Informe Stubb se enmarca dentro de la Iniciativa Europea en favor de la Transparencia, impulsada por el vicepresidente de la Comisión Europea Siim Kallas.
Rueda de prensa con periodistas para presentar los libros
No sorprenden estas iniciativas y lo que hemos visto estos días en la sede del Parlamento en Bruselas lo corrobora. Invitados (Rafael Carrasco, Joaquín Vidal y yo, Miguel Jara) por el Grupo de Los Verdes hemos estado tres días intensos conociendo las interioridades del Gobierno europeo, presentando los libros Traficantes de salud y Conspiraciones tóxicas, y participando en un seminario con el elocuente título de ¿Qué le ocurre a la democracia?, sobre el papel de los lobbies en la falta de democracia en Europa.
Porque esta es la idea principal: la mera existencia de representantes de las distintas industrias que presionan a los políticos, de espaldas a los ciudadanos, para que legislen a su favor, es un atentado contra la democracia y deja a los ciudadanos vendidos ante los intereses privados. Y esto es lo que está ocurriendo en las instituciones europeas y de los distintos países.
A nuestra llegada el lunes por la tarde fuimos recibidos por varios europarlamentarios que nos pusieron al día con ejemplos concretos y documentos sobre las actividades de los lobbies. Pudimos ver una carta enviada por una asociación de editores españoles en la que piden a los gobernantes europeos que no legislen a favor de advertir en la publicidad de los automóviles sobre el nivel de emisiones de CO2 de cada modelo. Más claro agua: supuestamente presionados por sus anunciantes de coches un montón de responsables de medios escritos solicitan que se oculte a los ciudadanos cuánto contaminan los vehículos que anuncian, pues esa advertencia, útil para el público, "ensucia la imagen" de las compañías que pagan la publicidad.
Ejemplificante fue contemplar un informe de Los Verdes en el que se demuestra que grandes compañías, conocidas por todos nosotros, consiguen que políticos europeos redacten normas prácticamente al pié de la letra de los informes y sugerencias que les mandan los lobbistas de las primeras.Así, con el cerebro rebosante de información y la tripa vacía nos dió la hora de la cena, que hicimos en un coqueto restaurante del centro histórico de Bruselas.
El martes, pronto, tuvimos un encuentro con la prensa española al que asistieron numerosos medios de lo más granado del panorama patrio. Explicamos, sobre todo David Hammerstein, nuestro anfitrión portavoz de Los Verdes en Europa, en qué consiste y por qué es buena y necesaria la Iniciativa por la Transparencia. Yo me permití comentarles a los compañeros periodistas que sí, que me parece imprescindible hincarle el diente al problema de los lobbies, pero que mucho me temo que no sólo habrá que regular su actividad y conseguir hacerla pública sino que habrá que ilegalizar muchas prácticas actuales. Incluso dudé de la ilegalización pues como puse por ejemplo, hoy es ilegal comprar médicos (ya sea con regalos o con dinero) a través de la visita médica y muchos laboratorios farmacéuticos lo hacen (práctica similar a la que realzian los lobbistas). Y en Estados Unidos, los ciudadanos tiene una Ley de Libertad de Información que obliga a los políticos a hacer público cuánto dinero reciben para sus campañas electorales y de qué empresas proviene y en la práctica aquella democracia está incluso peor que la europea o europeas.
No había concluído la rueda de prensa cuando me sacaron de la misma para incorporarme al seminario sobre ¿qué le ocurre a la democracia? y las actividades de los lobbies. Una gran sala del Parlamento Europeo nos recibió llena. Europarlamentarios, periodistas, investigadores o activistas componían el aforo. Allí desgrané las actuaciones recientes y actuales de muchas compañías farmacéuticas, así como de las químicas, de la telefonía móvil y la contaminación electromagnética, de las cerámicas y azulejeras o de la energía nuclear. La cara de alguno era todo un poema.Un comentario de un europarlamentario, cuyo nombre no recuerdo, cerró el debate. Esta persona aludía a que hoy periodistas y científicos son el quinto y sexto poder. Yo le respondí con un ejemplo que aúna los dos ámbitos, el de las revistas médicas. En ellas confluyen, bajo el control de la industria farmacéutica, científicos y redactores médicos, y no siempre ha sido, ni mucho menos, en beneficio de la calidad e independencia de la información.
El resto del día se fue en la participación en un seminario sobre periodismo ambiental para el que una quincena de periodistas se había desplazado desde España, evento muy útil para conocer a otros compañeros, sus puntos de vista y debatir sobre los problemas ecológicos de nuestro ámbito y cómo influyen en la salud de los ecosistemas y de la ciudadanía. Una cena exquisita en un restaurante "todo bio" -ecológico- cerró la noche, que algunos alargamos con unas imprescindibles cervezas belgas (no hay una mala) en la Grand Place, la Plaza Mayor de Bruselas.
En cuanto tengamos el video del seminario sobre lobbies lo publicaremos.