miércoles, 20 de febrero de 2008

Con tu salud no se juega

Hace unos días Antoni Esteve, presidente de Farmaindustria -la patronal de los laboratorios farmacéuticos que operan en España-, recibió una visita muy especial. Se trataba de un equipo de periodistas que están rodando un documental sobre la manipulación que, según ellos, está sufriendo el sistema de suministro de medicamentos español a manos de las grandes multinacionales farmacéuticas.El interés de la patronal por el tema es máximo, lo demuestra que fuera su primer espada el que lidiara, si me permiten el simil taurino, con este asunto y las incómodas preguntas de sus invitados. Los representantes de la industria también mostraron interés en algo que se salía del guión: Beatriz Lozano, del Departamento de Comunicación de Farmaindustria, preguntó a estos documentalistas si entrevistarían para su trabajo audiovisual a Miguel Jara. Al parecer en todas las capas del sector sanitario existe curiosidad por conocer qué cuenta este autor en sus libros Traficantes de salud y Conspiraciones tóxicas.
En nuestro sistema sanitario, como saben, está garantizado por Ley el abastecimiento de medicamentos de todas las farmacias, de modo que incluso los habitantes de las comarcas más remotas puedan disponer de una farmacia cercana y bien surtida a la que acudir en caso de necesidad.
Pero ciertas decisiones empresariales, que buscan el enriquecimiento de los grandes laboratorios a cualquier precio, están produciendo un desabastecimiento de fármacos en las boticas. Por ello acaba de nacer la plataforma ¡Con mi salud no se juega!, que advierte que "las presiones de ciertas compañías farmacéuticas son la causa de que los ciudadanos no puedan encontrar sus medicinas en las farmacias".
Y continúan: "La venta directa, el doble precio, uno para aquellos medicamentos que el mayorista demuestra que dispensan en el territorio nacional y otro más alto para los que se exportan a otros países, contratos selectivos con distribuidoras que a juicio de cada laboratorio llegan a cubrir las necesidades de toda la sociedad discriminando a las que cuentan con menos cuota de mercado, o el establecimiento de cupos en el suministro de fármacos a los mayoristas, son algunas de las artimañas a las que las multinacionales farmacéuticas están sometiendo al sistema de distribución español".
Numerosas farmacias no pueden elegir el mayorista que mejor se adapta a sus necesidades de ubicación y periodicidad de dispensación, sino que tienen que optar por aquellos con quien deciden operar los laboratorios.
Este panorama provoca que muchas farmacias situadas en zonas alejadas de los centros urbanos o aquellas cuyos pedidos no repercuten en las ganancias deseadas por ciertas corporaciones queden exentas de suministro.
La polémica comienza a estallar estos días en que la prensa recoge noticias sobre que la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE) ha denunciado ante la Comisión Nacional de Competencia deficiencias en el suministro de medicamentos de varios laboratorios, lo que ocasiona desabastecimiento en las farmacias.
La plataforma ¡Con mi salud no se juega! recoge firmas para revertir esta situación.

martes, 19 de febrero de 2008

Malos humos para publicitar fármacos

María Teresa Pagés, directora general de Farmacia, y Cristina Avendaño, directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) estaban avisadas. Pfizer, la multinacional farmacéutica más poderosa, estaba haciendo publicidad ilegal de uno de sus medicamentos de receta, Champix. Lo denunció públicamente y por carta personal a las citadas responsables la Asociación Nacional de Consumidores y Usuarios de Servicios de Salud (Asusalud). En Europa, a día de hoy (durante 2007 se han revisado las normas) no se pueden publicitar las especialidades farmacéuticas de prescripción.

Asusalud había puesto en conocimiento de las máximas autoridades sanitarias de nuestro país que Pfizer estaba jugando más sucio que el humo de un cigarrillo con su campaña publicitaria contra el tabaquismo. "En esta página web, promocionada incluso desde vallas publicitarias, el laboratorio hablaba de un nuevo tratamiento, vareniclina: 'un fármaco específicamente diseñado para abandonar el tabaco. Un tratamiento que aumenta sus probabilidades de dejar de fumar. Vareniclina tiene la particularidad de actuar en el organismo en el lugar del cerebro donde actúa la nicotina. De esta manera, evita que se produzca el síndrome de abstinencia y al mismo tiempo los deseos incontrolados de fumar. Es un medicamento que necesita receta médica'", explica un portavoz de Asusalud citando el párrafo que publicaba en dicha página de internet la compañía. Fue aparecer en prensa este detalle y Pfizer retiró las alusiones a Champix de su página.
Se da la circunstancia que Pfizer promueve Champix cuando está cuestionado por la propia AEMPS. Ésta, en una de sus notas, informa de la relación entre el consumo de este fármaco y la aparición de "síntomas depresivos, que incluían ideación/comportamiento suicida, en pacientes que recibían tratamiento con vareniclina".

"No estamos en contra de las campañas contra el tabaco, pero en este caso consideramos grave que, además de que promocionaban un medicamento de prescripción, obvien los peligros que comporta el mismo", concluyen desde Asusalud.