Típico cortijo alpujarreño ejemplo de construcción integrada en el medio ambiente (Fotos: Miguel Jara)
En el apartado denominado Salubridad, página HS-i, puede leerse: “Higiene, salud y protección del medio ambiente” tratado en adelante bajo el término salubridad, consiste en reducir a límites aceptables el riesgo de que los usuarios, dentro de los edificios y en condiciones normales de utilización, padezcan molestias o enfermedades.
Como indica un experto en alternativas constructivas ecológicas: "pretenden que nos creamos que su misión es la de proteger la salud y el medioambiente. En la página HS1-21 nos recetan los plásticos Bituminosos, PVC, EPDM y las poliolefinas. Los 'normalizan' con ciertas normas españolas ad hoc y con un coste simbólico, la mayoría de las veces subvencionado. Además, todos los materiales que se apartan de estos -químicos sintéticos y peligrosos para la salud, como se ha publicado en numerosas ocasiones-, están grabados por un Documento de Idoneidad Técnica (DITE) y con un coste aproximado de 30.000 € al solicitarlo, 6000 € en concepto de cuota de mantenimiento anual y a los cinco años volvamos a empezar de nuevo". Es decir, se disfraza de ecológico un CTE que no lo es, desde el punto de vista de que fomenta el uso de materiales tóxicos para las personas y el medio ambiente, al tiempo que se "castiga" el empleo en construción de materiales verdaderamente ecológicos y sanos.
La utilización de materiales constructivos de la comarca donde se ubica la edificación es una de las claves de la ecología de una vivienda
En bioconstrucción suelen emplearse formas que imitan a la naturaleza
Otros continúan utilizándose como el citado PVC, las lanas de roca, los compuestos químicos de las pinturas y barnices, el aluminio, los aditivos de cementos y yesos o los aislamientos sintéticos derivados del petróleo. Muchos de ellos conllevan un desgaste enorme para nuestro planeta, gastos no cuantificados por ahora. No, definitivamente con el CTE se ha perdido la ocasión de impulsar la utulización de técnicas y materiales de bioconstrucción, tanto para la rehabilitación de los edificios ya existentes como para las nuevas edificaciones.
Existen empresas y profesionales que apuestan por una construcción lo más ecológica posible (teniendo en cuenta que cualquier construcción implica en sí mismo destrucción: allí donde construyamos un edificio, por muy ecológico que sea en su diseño y materiales, no volverá a crecer la hierba, literalmente).
Pero aún advirtiendo dicha realidad, es cierto que es posible una construcción de bajo impacto ambiental, de gran ahorro y eficiencia energética, que utilice energías limpias, que aplique criterios de geobiología y búsqueda del buen sitio en su ubicación y que utilice materiales sanos para las personas y para el entorno natural. Es lo que conocemos por bioconstrucción.