Hace un par de días comentamos el seguimiento de ancianos en las residencias de ídem a través de la tecnología RFID (identificación mediante radiofrecuencias). Decíamos, basándonos en las publicaciones de dos investigadoras, que la empresa Intel lleva tiempo interesada en el seguimiento de personas mediante esas radiofrecuencias.
Pues bien, Intel y Philips están desarrollando lo que denominan un "asistente clínico móvil" (MCA, por sus siglas en inglés). Será inalámbrico y mediante el mismo, el personal sanitario podrá consultar a distancia los historiales clínicos electrónicos de sus pacientes.
Como ya explicamos, los "grandes avances" tecnológicos, que en demasiadas ocasiones se impulsan para satisfacer demandas creadas y suelen dar más problemas -medioambinetales, de salud o de preservar nuestra intimidad, como es el caso- se hacen con la sana intención de "mejorar la atención a sus pacientes", y de los clientes, añado yo. Pero parece que no todos los cabos están atados. Los historiales clínicos son privados y demasiado importantes, y en otras ocasiones ha habido problemas con su "pérdida". Estaremos muy atentos a cómo se preserva la intimidad de los ciudadanos con este tipo de artilugios que prometen hacerlo todo más fácil y eficiente.
De momento, sabemos que estos sistemas móviles se han diseñado con la información suministrada directamente por el personal sanitario. Y con estudios clínicos, entrevistas y las investigaciones etnográficas (sic) realizadas por la propia Intel. Esta compañía ha realizado estudios piloto en hospitales de todo el mundo, entre otros Hospital El Camino del Norte de California, Salford Royal NHS Foundation Trust del Reino Unido y el Hospital General Changi de Singapur. "Científicos sociales del Grupo de la Salud Digital de Intel (¿¡esto qué es?!) realizaron estudios etnográficos de médicos utilizando el MCA en cada hospital (...) en el contexto de práctica clínica real", explica la empresa.
Lo cierto es que, entre otros problemas que puede ofrecer esta tecnología para la salud, está la contaminación electromagnética, tan peligrosa. Los lectores RFID emiten energía electromagnética y será necesario colocar numerosos lectores repartidos por los hospitales para que las señales puedan llegar a su destino.
Desconocemos los efectos a largo plazo de esta contaminación, que se produce las 24 horas del día y que se sumará a la emitida por los numerosos aparatos eléctricos de los hospitales y otras posibles fuentes emisoras de electromagnetismo, como las antenas de telefonía móvil cercanas a los centros de sanitarios o los propios teléfonos que hay en las clínicas.